Lo que sale a cuenta
Si las buenas relaciones personales son fundamentales para disfrutar de tu vida y sentirte feliz, ¿Cuál es la actitud más adecuada para establecer o mantener buenas relaciones personales? ¿Qué actitud tener ante los desconocidos? ¿Y ante los conocidos? ¿Y ante los amigos? ¿Y ante mi pareja? ¿Y ante los familiares -hijos, hermanos, padres, etc.-? Todas estas preguntas, en principio, podrían ser objeto de la misma o de diferentes respuestas dependiendo del nivel de relación, de la experiencia vital de cada individuo y del carácter de cada persona.
Pongamos dos ejemplos extremos. Todos conocemos personas que se pasan de encantadoras, casi insensibles ante desplantes de terceros. Siempre con la sonrisa en la boca. Resultan injustas ante los amigos que realmente se ocupan de ellas, al tratarlos igual que a cualquiera. Asimismo, quién no conoce a antipáticos compulsivos. Personas que ante cualquier intento de acercamiento dan una coz –lanzan un improperio- como respuesta.
Resulta, por tanto, interesante plantearse qué actitud es la más adecuada. ¿Qué sale a cuenta?
Como casi siempre, una Universidad de EEUU -no recuerdo cuál- se propusó e hizo un estudio al respecto. Después de sesudos análisis y buen número de experimentos o experiencias llegó a la conclusión de que la conducta recíproca -o comportamiento recíproco- es la más adecuada. Mi interpretación personal de las conclusiones del estudio sería la siguiente:
a) Se debe tener una actitud favorable a entablar nuevas relaciones. Pero a la vez se deben extremar las precauciones, poniendo especial atención a cualquier síntoma de imbecilidad, respecto a la nueva persona que aparece en tu vida.
b) No conviene mantener actitudes propicias a relacionarse cuando detectas hechos o actitudes que te disgustan. Debes poner de manifiesto tu disgusto ante aquello que no te guste (aunque no sea fácil dado que creas situaciones tensas de las que se tiende a huir) y no darlo por no ocurrido.
c) Debes estar dispuesto a volver a relacionarte con alguien que te decepcionó si te demuestra de forma inequívoca que ha cambiado -cosa realmente dificil-. No obstante, se debe tener en cuenta que dar una segunda oportunidad es perder la posibilidad de dedicar ese tiempo a una posible nueva buena relación. El tiempo es limitado para todos.
En resumen, lo que sale a cuenta es posicionarse inicialmente a favor de las relaciones, estar atentos, tener un comportamiento reciproco -alejarte o distanciarte si algo no te gusta y estar dispuesto a recuperar o estrechar la relación si, y solo si, puede asegurarse que ha cambiado quien te defraudó-.
El conocer la teoría no asegura que en la práctica todo salga rodado, pero algo es algo.
Saludos.
Pongamos dos ejemplos extremos. Todos conocemos personas que se pasan de encantadoras, casi insensibles ante desplantes de terceros. Siempre con la sonrisa en la boca. Resultan injustas ante los amigos que realmente se ocupan de ellas, al tratarlos igual que a cualquiera. Asimismo, quién no conoce a antipáticos compulsivos. Personas que ante cualquier intento de acercamiento dan una coz –lanzan un improperio- como respuesta.
Resulta, por tanto, interesante plantearse qué actitud es la más adecuada. ¿Qué sale a cuenta?
Como casi siempre, una Universidad de EEUU -no recuerdo cuál- se propusó e hizo un estudio al respecto. Después de sesudos análisis y buen número de experimentos o experiencias llegó a la conclusión de que la conducta recíproca -o comportamiento recíproco- es la más adecuada. Mi interpretación personal de las conclusiones del estudio sería la siguiente:
a) Se debe tener una actitud favorable a entablar nuevas relaciones. Pero a la vez se deben extremar las precauciones, poniendo especial atención a cualquier síntoma de imbecilidad, respecto a la nueva persona que aparece en tu vida.
b) No conviene mantener actitudes propicias a relacionarse cuando detectas hechos o actitudes que te disgustan. Debes poner de manifiesto tu disgusto ante aquello que no te guste (aunque no sea fácil dado que creas situaciones tensas de las que se tiende a huir) y no darlo por no ocurrido.
c) Debes estar dispuesto a volver a relacionarte con alguien que te decepcionó si te demuestra de forma inequívoca que ha cambiado -cosa realmente dificil-. No obstante, se debe tener en cuenta que dar una segunda oportunidad es perder la posibilidad de dedicar ese tiempo a una posible nueva buena relación. El tiempo es limitado para todos.
En resumen, lo que sale a cuenta es posicionarse inicialmente a favor de las relaciones, estar atentos, tener un comportamiento reciproco -alejarte o distanciarte si algo no te gusta y estar dispuesto a recuperar o estrechar la relación si, y solo si, puede asegurarse que ha cambiado quien te defraudó-.
El conocer la teoría no asegura que en la práctica todo salga rodado, pero algo es algo.
Saludos.
Comentarios
:) Un beso
Desde mi punto de vista, las más difíciles de gestionar son las relaciones familiares. El que una persona sea tu padre, tu hermano o tu tía le confieren ciertos privilegios respecto a tener una relación cercana y duradera contigo, pero su condición de familiares no les acredita como personas no-imbéciles con las que te apetezca relacionarte.
Dicho de otra forma, es fácil alejarte de una persona cualquiera, pero es más difícil alejarte de un familiar cercano.
¡Saludos!
No todos los niños tienen mucha facilidad, pero en general es cierto.
Tal vez los inedacuados paradigmas de los adultos hacen más dificil las relaciones.
Carmen
Sí, son muy "pesaos" de soportar los imbéciles. Pasado el enamoramiento aparecen de pronto defectos antes emocionalmente difuminados. Besitos.
Contraejemplo
Me alegro que compartas el análisis. A los familiares no los eliges y a veces les exiges o te exigen más de lo lógico y conveniente. No es fácil.
Saludos.
y maria tiene razón, compatibilidad, patrones y expectativas...
un abrazo
A
No creo que sea posible sentir afinidad durante mucho tiempo hacia un imbécil. ¿Opinas tu lo mismo?. Gracias por tu comentario.
Antoniorme
Yo creo en la libertad de respuesta ante una situación dada y que ante la duda bueno es saber lo que los estudiosos dicen que sale a cuenta. Lo de traicionarse a
uno mismo me suena un poco fuerte porque da la impresión que cualquier cambio, que puede ser a mejor, sea una traición. Para mi el pasado sirve para aprender pero no debe condicionar tu respuesta en el presente. Es simplificar mucho, pero quiero que se me entienda.
Saludos.