Ser sencillo es ser simple, vulgar, insignificante, “lo peor” si lo que pretendes es sobresalir (o ligar, por ejemplo). "Lo que vende” es ser complicado, singular, único, brillante y especial. Es por ello que miles de personas se esfuerzan toda su vida en intentar diferenciarse de sus congéneres. ¡Antes muerto que sencillo! Pero, no todas las singularidades son igual de valoradas y se corre el riesgo de que tu singularidad esté contra corriente. Por eso, hay otras miles de personas que lo que intentan es justo lo contrario, pasar desde su singularidad, no bien valorada, a integrarse en el modelo genérico o vulgar más atractivo. Los que nacen “del montón” se pasan toda la vida queriendo singularizarse, mientras que los que nacen singulares se pasan toda la vida intentando ser del montón y a ser posible como los mejores del montón. Así, por ejemplo, la mujer a la que la madre naturaleza la ha dotado de grandísimos pechos, o de pequeños pechos, se siente presionada a cambiar de aspec...